Aquí estoy al filo de mis 50 años, llorando por una estupidez y es que en este cuerpo absurdo de una mujer “madura” todavía vive una niña estúpida que no se daba por vencida en el amor. ¡Hoy mis dedos escriben sin pedirle permiso al cerebro, hoy mi corazón dice YA BASTA! Ya basta de creer, de esperar de pensar que hay alguien para mí que sabrá como entenderme, como cuidarme, como tratarme, como amarme.
¡El amor es una mierda!
Me enamoré perdidamente de un hermoso niño pecoso y pelo castaño, tenía quizás unos 9 años, estábamos en 4to grado y para mí era el amor de mi vida. Un día en una de las clases que no recuerdo cual era, mi pobre amor se “cagó” encima porque no lo habían dejado salir al baño. La maestra tuvo la brillante idea de sacar a todos los alumnos del salón y dejar al pobre muchachito ahí solo con la vergüenza de haberse “cagado” encima y la risería de todos sus amigos. Sin embargo, yo desde afuera lo miraba con angustia, a esa tierna edad yo tenía la capacidad de ponerme en los zapatos de otra persona, yo sentía la angustia, la vergüenza y la tristeza que el sentía y en un momento dado a pesar del mal olor en el salón yo entré, lo miré y le dije “No te preocupes, eso le pasa a cualquiera, a mí no me da risa”. Mi amor era tan grande que no me importó oler la peste a mierda, yo solo quería estar cerca de Él. Sin embargo, tiempo después resulta que a Él le gustaba otra nena más flaquita y rubia. Mi primera decepción, la primera de muchas.
¡El amor es una mierda!
El segundo amor de mi vida lo conocí en la iglesia, trigueño y con unos espejuelos de culo de botella que no sé cómo no se iba de frente con el peso de los espejuelos. Sin embargo, yo lo veía hermoso, yo tenía 14 años y para mí era como un milagro que se haya fijado en mí. Siempre he tenido esta percepción de mí misma donde me veo fea, insignificante y gorda. Sin embargo, cuando veo las fotos de mi quinceañero me sorprendo de lo flaca que era comparada con el cuerpazo tropical inflado que soy hoy. (No estoy para sermones, me siento así y así lo escribo).
Mi primer noviecito, que emoción la que sentía en ese momento, para mí era una aventura y me sentía como toda una princesa, sin embargo, todo terminó después de mi quinceañero porque El encontró una nena “mejor” que yo, más bonita y mas “mujer”. Así que un buen día me llamó para dejarme por teléfono. clásico ¿no?
Comencé a escribir a esa edad, a mis 15 años. Pero mis poemas eran todos de desamor, ¿por qué? Bueno porque desde que tengo uso de razón para mí …
¡El amor es una mierda!
Ni hablar de High School, me enchulé varias veces, pero sólo me enamoré de quien fue mi mejor amigo un tiempo durante mis años de escuela superior, nunca se lo dije, pero eso es tema para otra historia porque años después la cosa cambió. Nunca tuve novio en la escuela, yo no era lo que llamaban una chica popular y aparentemente no era lo suficiente “material de novia” para nadie. Por lo que mis inseguridades y complejos seguían conmigo, me abrazaban y hasta me hablaban.
Me encantaría decirles que en la universidad la cosa cambió, pero ahí fue que experimenté lo que era el verdadero dolor del rechazo, el engaño y el abandono. Me enamoré perdidamente de uno de mis amigos del corillo con quien siempre yo andaba. Quisiera decir que El también se enamoró de mí, pero nada que ver. Yo era una chica coqueta, alegre, risueña y eso a esa edad se prestaba para pensar otras cosas. Cuando decidí que era El a quien yo quería amar por el resto de mi vida, pues resulta que El no se imaginaba lo que yo le estaba entregando. Para mí fue un acto de amor, pero para Él fue “sendo” susto cuando supo que la chica coqueta era virgen.
Yo no puedo poner palabras en su boca, tampoco puedo escribir sobre lo que El debió haber o no sentido, solo les puedo decir que semanas después de mi gran debut de mujer en la vida, El se desapareció por completo dejándome destrozada, herida y con el corazón roto. Eso bastó para que mis días de universitaria se acabaran de la peor manera.
¿Les dije que el amor es una mierda?
Decidí que el amor no era para mí, sin embargo, me volví a enamorar de un chico guapo (bueno yo lo veía guapo) de la iglesia (es que no aprendo) y para mi sorpresa, el se fijó en mí. Mi vida se volvió a pintar de rosa y para mí no existía nadie más que Él. Tanto así que apenas con 8 meses de noviazgo decidimos casarnos. ¿Pero porque nadie en ese momento me jaló por las greñas y me dijo que iba a cometer el peor error de mi vida? Nadie me advirtió, nadie me aconsejó, de hecho, se comenzaron a hacer los preparativos rápidamente para casarme y sólo tenía 21 años.
¿Lo que pasé durante mi matrimonio de 5 años? No vale la pena ni contarlo, durante los primeros dos años podría decir que fueron buenos, tuve mis momentos buenos no lo voy a negar, pero lo que se me quedó en mi cabeza y en mi corazón por muchos años fueron los insultos, gritos, faltas de respeto, las veces que una y otra vez me decía que yo no servía como mujer, que yo no sabía ser una esposa, que se había conseguido otra mujer porque yo no servía. Durante mi ese tiempo experimenté lo que fue vivir una o dos semanas (no recuerdo bien) en el Hospital Panamericano, llegué en taxi sin decirle a nadie porque sentía que quería quitarme la vida, sin embargo, algo dentro de mí me decía que llamara a ese hospital. Mi historia en el Panamericano merece todo un capítulo de mi libro, pero solo les voy a hablar de que…
¡El amor es una mierda!
¿Y si hago estos escritos, así como temporadas en una serie de Netflix?
Tengo tantas historias para contar que estaría toda la noche aquí escribiendo para ustedes. Sin embargo, hoy estoy bien triste, hoy solo quiero dormir y dormir. ¿Pero que les parece esta primera temporada?
En la segunda temporada vengo con todo así que ya pronto me sentaré a escribir más.
Una cosa buena puedo sacar de sentirme tan triste, y es que mis dedos se activan y mi mejor terapia es escribir.
¡¡Los quiero!!
La Mente de Yaz 