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UNA HISTORIA…

Cuando te levantas del suelo y apenas puedes ver claramente. Esa gran nube de polvo que te obstruye la vista, tus piernas, tus manos, tu pecho sangrando; te sacudes el vestido, tratas de observarte en ese gran espejo frente a ti, no te ves.

Te encuentras de pie, pero todo te duele, cada vez los golpes los sientes más fuertes. Comienzas a caminar con los pies cansados, te encuentras perdida otra vez, la noción del tiempo parece no hacer sentido para ti, sigues tu camino sin saber a dónde ir.

Llevas en esta guerra desde hace tanto tiempo que tu cuerpo ya se asusta de las caricias. Caminas en todas direcciones buscando un abrazo de esos que no sueltan pero los abismos son más grandes cada vez. Decides entregarte con los ojos cerrados y los golpes llegan de todas direcciones.

Te rehúsas a tener miedo, lo enfrentas, con tu cara cortada, con tu cuerpo lleno de hematomas, con tu boca sangrando, lo enfrentas:

“YO SE QUE VOY A SER AMADA, NO TENGO MIEDO, YO VOY A SEGUIR CAMINANDO, YO LO VOY A ENCONTRAR”

Sonríes con toda y esa sensación de dolor que te produce sonreír, la gente no tiene idea, eres la mujer más alegre que han conocido. Te paras segura de lo que quieres, sin embargo el miedo te abraza, te susurra :

Eres mía

el miedo

Por fin puedes mirarte al espejo, estas hecha un desastre, te desnudas nuevamente, comienzas a curarte, has aprendido a suturar cada herida, has aprendido a esconder las cicatrices en esa hermosa piel de porcelana. Te sientas a escribir el alma en un papel, versos, frases, poesía, historias y recargas nuevamente el cuerpo, sin embargo el miedo comienza a meterse en tus poros.

Y aquí estas, hermosa, sonriente, dispuesta y con ganas de intentarlo otra vez. Tus ojos buscan deprisa dentro de tu celular y de momento lo ves. Sonríes y permites su entrada. Se llena tu habitación de palabras hermosas, imágenes tentadoras, conversaciones únicas y tu sonrisa crece cada vez más.

Tus pies comienzan a elevarse, ni siquiera sabes por qué. Un brillo te arropa, te conviertes en una luciérnaga. Solo bastaba la imaginación, solo bastaba tener el corazón dispuesto a volar. Sientes la vida más liviana, sin embargo posas tus pies en la tierra, no se puede volar con alas tan pequeñas y frágiles, debes esperar. ¿Será que crecerán?

Observas el hilo rojo que siempre te acompaña, siempre buscando quien está del otro lado. “Cada vez estoy más cerca” – piensas. De momento te vuelves a mirar en el espejo, te observas envuelta en todas las ganas de vivir, de explorar, de sentir, de amar. Sonríes, cierras lo ojos y cuando los abres te observas envuelta en incertidumbres, fracasos, golpes, llantos, dolor, rechazos y mentiras. El miedo ha crecido sin que te des cuenta, el miedo se ha hecho fuerte, tu corazón comienza a llorar rogándote que te detengas que no aguanta una decepción más, no aguanta un rechazo más. Tu corazón se esconde, se transforma y el miedo se hace gigante. El miedo te abraza, te susurra “córtalo ya”. Te tocas el  pecho justo en el corazón de donde sale ese hilo rojo del que tanto hablan, el que muchas veces has usado para suturar tus heridas, para cerrar cicatrices. El miedo te susurra cada vez más fuerte “córtalo ya”.

Cierras los ojos, las lágrimas te inundan, te miras al espejo otra vez, esta vez frente al mar observas como se acerca otra tormenta, observas como se acerca el dolor. Esta vez ha ganado el miedo…

“Córtalo ya” y lo arranqué de mi pecho.





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